lunes, diciembre 27, 2010

Ahora son leyenda



David Ponce
(El Mercurio Online)
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El periodista y profesor Rodrigo Pincheira es el autor de "Schwenke & Nilo: leyenda del sur", libro de entrevistas en profundidad con el dúo sureño que desde su inicio en 1979 ha sido uno de los puntales del movimiento del Canto Nuevo. Este fin de semana el volumen será lanzado, en vivo, en Santiago.
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Son pasos sucesivos los que han aproximado al profesor y periodista Rodrigo Pincheira Albrecht a Schwenke & Nilo. El último hasta ahora es el libro "Schwenke & Nilo: leyenda del sur" (2010), resultado de extensas conversaciones entre Pincheira y el dúo, que será presentado este fin de semana con actuaciones del propio grupo en Santiago (ver recuadro). Pero la historia previa se remonta casi en paralelo a los orígenes de este dúo, puntal del movimiento del Canto Nuevo surgido en Chile a mediados de los años '70.

"Estas conversaciones son el fruto de intercambio de ideas, conceptos y vivencias sostenidas durante más de veinte años", anota el autor en una de las primeras páginas del libro. La dupla entre Nelson Schwenke (voz) y Marcelo Nilo (voz y guitarra) se inició en Valdivia en 1979 y es responsable de canciones como "Lluvias del sur", "El viaje", "Entre el nicho y la cesárea", "Pate' vaca", "Con datos de la Unicef" o "Mi canto" grabadas en sus ocho discos entre 1983 y 2004. Y Pincheira recuerda a su vez haber tenido una primera noticia de Schwenke & Nilo en Puerto Montt, donde vivió entre 1979 y 1988 y condujo un programa de música chilena en la radio Coral FM. Poco después los vio tocar por primera vez en un colegio puertomontino, en 1986 conoció a Nilo en la organización de conciertos benéficos a raíz del cáncer linfático que fue diagnosticado a Schwenke en ese tiempo, y a comienzos de los '90 asumió como editor de la sección cultural del diario "El Sur", época en la que retomó el diálogo.

-Ahí se fue acumulando, macerando ese material de lo que no se dice, lo que se comenta para callado, en voz baja, los chistes, los detalles, las historias ocultas, los comentarios sabrosos, pero más que nada opiniones, juicios, pareceres sobre muchas cosas artísticas y de la realidad social y personal -dice Pincheira-. Diría el "intrarrecital". Eso era periodismo puro, pues creo que un comunicador que no está cerca de lo que hace no puede hacer periodismo. Hay que saber en todo caso mantener distancias para resguardar esas pretendidas objetividades que exige la profesión. Así he franqueado ciertas barreras de lo público y lo privado, no de lo íntimo. Mucho de ese material está en el libro. Mis preguntas son con conocimiento de causa, de esas causas y azares, como diría Silvio (Rodríguez).

-¿Qué ventajas tiene haber elegido el formato de conversación?
-La ventaja es que somos las mismas personas conversando. No había que hacer ningún preámbulo ni pautear nada ni poner barreras ni obviar algunas preguntas. Era hacer lo que habíamos venido haciendo todo este tiempo, con naturalidad, profundidad y confianza. Creo, además, que la entrevista es un poco rígida. Me gusta más la conversación, un asunto dialogado, de intercambio de opiniones.

-¿Siempre tuviste claro que el formato del libro iba a ser éste? ¿No consideraste escribir una biografía o un ensayo?
-Desde un comienzo pensé que este libro debía ser así, no un ensayo o una biografía. Era  recuperar y poner al día esas conversaciones que habíamos sostenido todos esos años. Estos más de veinte años de intercambio amistoso y de trabajo han sido un aprendizaje constante, porque ellos abrieron algunas puertas, yo abrí otras y eso me permitió estar en otra dimensión de amistad y del sentido del trabajo cultural. Nelson y Marcelo me han enseñado muchas cosas que ellos ni se sospechan: humildad, calidez, oficio, consecuencia, compañerismo y el sentido profundo que tiene este trabajo desde el lado de ellos. Lecciones siempre necesarias para la vida, al fin de cuentas.
Ética del sur: suralidad
Un antecedente para esta publicación es el libro "El viaje de Schwenke y Nilo" (1989, editorial Tamarcos), subtitulado "Estudio introductorio a un proyecto musical y poético", de autoría del poeta Clemente Riedemann, estrecho colaborador del Schwenke & Nilo desde sus inicios.

-Es un cancionero al que Clemente agregó un ensayo socio-literario-musical. Y de todas maneras es un referente, pues se trata de una mirada también desde dentro sobre el trabajo del dúo -reconoce Pincheira-. No podíamos abordar lo que allí se había analizado, había que buscar por otro lado, por otras vertientes. En todo caso, son muy pocos los grupos en Chile que tienen dos libros sobre su trabajo.

-¿Cómo dirías que las canciones del grupo han retratado los distintos momentos históricos recientes de Chile?
-Nelson (Schwenke) habló alguna vez de canciones como tatuajes. Así siento que están pegadas en muchas personas. Las canciones no han cambiado, el que ha cambiado es el país. Es un asunto del punto de vista del observador, como Dalí cuando miró al Cristo crucificado desde arriba, no desde abajo. Las canciones más coyunturales han ido quedando en un segundo plano porque quizás perdieron su razón de ser inmediata. Las que siguen vigentes son las que tiene elementos permanentes. Su humanidad las sostiene, la verdad que hay en ellas no tiene discusión. Estoy pensando en "El viaje", "Mi canto", "Uno se va quedando", "Aunque sólo tuviera", "Lluvias del sur", "Nos fuimos quedando en silencio", "Entre el nicho y la cesárea" o "Hay que hacerse de nuevo cada día", entre muchas otras.

-¿Qué se mantiene en sus nuevas canciones respecto de las primeras, y qué ha cambiado?
-De aquellas primeras canciones se ha mantenido en las nuevas un asunto existencial, ciertos cuestionamientos socio-políticos de la realidad, algunas interrogantes de los misterios del hombre como la muerte o la existencia de estos agitados días y las preguntas de siempre: ¿para dónde vamos, qué queremos como sociedad, qué pasa con nuestra emocionalidad? Sigue también una ética del sur, una suralidad, que es un modo de ver y sentir el mundo, un habitar de otra manera, quizás en otro país, en el país del Sur, conectado con esa relación entre el hombre y la naturaleza, en una mirada de alteridad de antropológica y poética.
Iluminaciones, heraldos negros o el paraíso perdido
Ocho discos, uno de ellos una antología grabada en vivo en 2000, conforman el patrimonio de Schwenke & Nilo: son Vol. 1 (1983), Volumen II (1986), Vol. 3 (1988), Vol. 4 (1990), Volumen 5 (1993), Volumen 6 (1997), 20 años - Crónicas de un viaje (2000) y Volumen 8 (2004).

-Me atrevería a decir que las canciones del volumen 8 están conectadas con las del volumen 3, un maravilloso disco que hay que redescubrir -propone Rodrigo Pincheira-. En ambos hay una actitud recogida, íntima, existencial, pero también llena de sueños, ilusiones y de gran futuro. "Aunque sólo me dieran alfabetos menores para decir lo que pienso con mi limpia camisa", sostienen en "Aunque sólo tuviera". Es posible que el tiempo en las canciones de Schwenke & Nilo sea un asunto ficticio. Lo de ayer es hoy y viceversa, a pesar de sus canciones representan un momento específico.

-"Sin nada de retórica, aunque usando la metáfora", escribes en la presentación del libro, a propósito de las letras del grupo. ¿Puedes hablar más de esa idea? ¿La metáfora no es retórica necesariamente?
-El dúo utilizó una poética y un imaginario que desdramatizó ese aciago presente mediante lenguajes menos estructurados, más alegóricos y metafóricos, y construyó un contradiscurso crítico de múltiples dimensiones humanas, poéticas, antropológicas y políticas. (La escritora y crítica cultural) Nelly Richard interpreta los códigos culturales de la resistencia a través de la novedosas lecturas del lenguaje comunicacional del arte que sobrevivió a la catástrofe, "donde la contingencia histórica", apunta ella, "puso a prueba la inteligencia y la sensibilidad de los actores culturales, quienes construyeron discursos simbólicos". Algunas canciones del dúo asumieron un lenguaje subliminal que no soslayó la ironía ni el desenfado.

-¿Entonces por qué dirías que ellos trascienden más por sus canciones no irónicas y tienen esta imagen de melancolía y tristeza, de la que también hablan en el libro?
-Cualquiera que haya ido a un recital de los Schwenke y Nilo sabe que el humor, la ironía, son recursos que Nelson utiliza de manera permanente. Sus comentarios, apuntes, chistes, reseñas, son parte de otro recital, pero tengo claro que es para quitar el espesor dramático que tienen estas canciones -dice el autor, y en el libro cita canciones como "El viejo pop", "Mi rey", "Yo soy de esta generación" y "Pate' vaca" como evidencia de esa mirada irónica.

"También es una manera de hacerle una mueca a la tragedia, a la tristeza, al horror, al temor", continúa. "Esas canciones que denominas como tristes y melancólicas pertenecen al carácter integral de la vida. Su humanidad está anclada en el mundo real y en sus procesos de cambio y desarrollo, llena de descubrimientos y encuentros, de crítica y ternura, de amor por los otros y de potentes desafíos. Esa alteridad que subyace en ellas ilumina el fondo del inconsciente colectivo, despertando conciencias, sentimientos e impulsos, sosteniendo esa condición imprescindible de la cultura como un don especial, como su 'segunda naturaleza'. Su exigencia y universalidad nos recuerda el paraíso perdido, ese 'algo extraviado' al que necesitamos volver. Y cuando eso se produce hay una vibración muy potente. Algunas personas caricaturizan diciendo que son los pegados, los nostálgicos, los melancólicos. Aún no han entendido que es una conexión vital y existencial. Iluminaciones, diría Rimbaud, Heraldos Negros el Cholo Vallejos, o el paraíso perdido de Jorge Teillier".
Cargos, carguitos & carguetes
-En al menos un par de momentos del libro Schwenke & Nilo se muestran críticos de su propia generación, tanto de gente que bajó los brazos como de otros que ganaron puestos de poder en la era de la Concertación. ¿Cómo ves al dúo en ese contexto, distanciados de sus compañeros de generación? ¿Son un grupo incómodo por eso mismo?
-Los que cambiaron son los otros, los compañeros de generación, Schwenke & Nilo no. No sé si fueron todos, pero se produjo este desplazamiento, por cargos, carguitos y carguetes. Entonces, como dice la canción, "Nos fuimos quedando en silencio, nos fuimos perdiendo en el tumulto, nos fuimos acostumbrando a aceptar lo que dijeran… cambiamos monedas por la libertad y se nos fue pudriendo la conciencia".

"Aquí uniría la estética con la ética", continúa Pincheira. "Las canciones del dúo claro que son un potente llamado de atención, un remezón a la conciencia, a la realidad, que desgraciadamente desde hace treinta años sigue casi igual. Eso es lo terrible, que ese estado de cosas sigue inalterable. Por eso que al dúo no lo invitaban a las celebraciones de la Concertación, para que no les fueran a aguar la fiesta. Pero, curiosamente, algunos de ellos van a los recitales, tal vez por nostalgia o para decirse a sí mismos 'esto fui y ahora estoy aquí'. Una mirada al espejo muy potente.

-En una de las preguntas del libro tú planteas "me parece que hoy entre los cantautores jóvenes no está el canto tribal". ¿A qué te refieres y en quiénes echas de menos ese canto tribal?
-Ésa es una tesis personal. Creo que aún no tenemos al cantor de la tribu, al que nos represente a todos, como pudieron ser Víctor Jara o Violeta Parra, parafraseándola con "el canto de todos que es mi propio canto". El canto joven de la tribu tiene una necesidad muy grande de expresarse, de decir-se, pero aún en estado inmaduro. Falta rigor, calidad, espesor poético, oficio, sufrimiento, y el colectivo está un poco lejos. Es como un canto del iPod acicateado por la prensa que busca al Bob Dylan o al Tom Waits chilenos de manera desesperada, en un ejercicio muy dañino. Tal vez Manuel García pueda escaparse un poco de esto.

-¿Ésa es una diferencia con el Canto Nuevo?
-En el Canto Nuevo hubo una sintonía con el colectivo, con la tribu,  desde el reclamo altivo a la angustia existencial. "A mi ciudad", de Santiago del Nuevo Extremo, es un himno a la soledad. "El viaje" (de Schwenke & Nilo) es una mirada al país real. Y "El hombre es una flecha" (de Eduardo Peralta), un canto a la libertad. Todos anhelos y situaciones comunes.

-En el libro también haces la prueba de reducir el Canto Nuevo a esos tres nombres principales: Eduardo Peralta, Schwenke & Nilo, Santiago del Nuevo Extremo. Pero ellos no te compran y al revés mencionan a mucha más gente: Hugo Moraga, Eduardo Yáñez, Sol y Lluvia, Carlos Justiniano, Daniel Campos, Aquelarre, Abril, Juan Carlos Pérez, Cantierra. ¿Crees que es un acto de generosidad de Shwenke & Nilo, o efectivamente consideras que pocos músicos del Canto Nuevo trascendieron?
-Esta idea de la Santísima Trinidad del Canto Nuevo es sólo una síntesis, una reducción. Porque hay muchos otros que participaron de este movimiento musical. Fue un colectivo enorme donde están los nombres que mencionas y otros más. Nelson y Marcelo están muy convencidos, más allá de su generosidad, de que así fue. Pero creo que, como en todo proceso, son pocos los que trascendieron. Además de Schwenke & Nilo, Eduardo Peralta y Santiago del Nuevo Extremo, que ha tenido ahora un segundo aire de la mano de Luis Le-Bert, hemos sido muy injustos con Hugo Moraga, uno de los grandes autores, y Sol y Lluvia, que siguen cantando como en sus mejores días.
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(c) Ponce, David (2010) Schwenke y Nilo: Ahora son leyenda. Santiago. El Mercurio Online.
(c) SURALIDAD Antropología poética de Chile
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