domingo, febrero 01, 2009

Historia Regional VII: Albores del siglo 21

Clemente Riedemann

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A comienzos del siglo XXI la región continúa su proceso de urbanización con varios nódulos demográficos que conectan con las áreas rurales que conservan un peso específico relevante. Esta relación urbano-rural que posibilita el equilibrio entre cultura y naturaleza constituye unos de los rasgos distintivos del sur del Chile.

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El ímpetu económico y social sólo volverá a marcar el ritmo del progreso con la aparición y desarrollo de la industria exportadora del salmón, a partir de la década de los 80 y que transfiere el liderazgo económico desde el área norte de la región hacia la provincia de Llanquihue, donde la capital regional, Puerto Montt, experimenta un explosivo crecimiento poblacional y en su estructura de servicios, principalmente en el comercio, la educación, el transporte y las comunicaciones;

Se trata de una modernidad compulsiva, centralista y consumista, que no acompaña el desarrollo de las comunidades periféricas de las comunas rurales de la montaña o la costa; tampoco la de los barrios urbanos, que se muestran sin iniciativa para levantar propuestas de desarrollo local y generar espacios de interlocución directas con el exterior;

En el año 2007, la provincia de Valdivia se separó de la Región de Los Lagos y se instituyó en la nueva Región de los Ríos, a contracorriente de la tendencia hacia integraciones territoriales más amplias que permitirían hacer frente común ante las políticas centralistas. De esta manera se zanjó el conflicto de intereses por el liderazgo político-administrativo surgido con la instalación del nuevo orden territorial en la década de los 70´s;

Las industrias acuícola, maderera, ganadera y los servicios de educación y de turismo, impulsan el desarrollo económico y social del sur en la actualidad.

Durante el gobierno de Ricardo Lagos (2000-2005) se creó el Consejo Nacional de la Cultura, con rango ministerial, que reunió la administración de los fondos públicos para el desarrollo cultural, sin levantar propuestas de desarrollo estratégico para el país. La música, el cine, la literatura, el teatro y los eventos étnico-costumbristas marcan la agenda cultural anual de la región, que carece de circuitos de difusión estables. Tampoco existe un sistema de reconocimiento y puesta en valor de carácter institucional para la obra artística y la creación de un mercado del arte; las comunicaciones con el exterior son circunstanciales. En esta área el desarrollo principal lo constituye la emergencia y masificación de las comunicaciones electrónicas. Al igual que en las demás áreas de las actividades ciudadanas, el individualismo, la competencia y la dispersión marcan el estatus del los procesos sociales del arte.

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(c) SURALIDAD EDICIONES, 2009;

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