lunes, septiembre 29, 2008

Globalización, identidad y género. Los contextos de la poesía.

Reseña de Clemente Riedemann. ____________________ La globalización económica y tecnológica, especialmente la cibernética, comenzó mucho antes en la literatura. La publicación de La Rama Dorada, de James Frazer (1890), abrió las páginas para el encuentro intercultural en la literatura de imaginación. __________________________________________________ Los primeros resultados notables de esta nueva perspectiva para abordar el lenguaje en la poesía en occidente, fueron los libros The Waste Land, de T. S. Eliot; y Ulises, de James Joyce, ambos publicados en 1922. En América, los Cantos, de Ezra Pound (1925 y sgts.); Residencia en la Tierra, de Neruda (1935); y Taberna y otros lugares, de Roque Dalton (1969), son referentes en esta perspectiva. Ello es así en virtud de que el cosmopolitismo, vale decir el encuentro de la diversidad de las expresiones humanas y su asunción en términos de síntesis imaginativas y de lenguaje, es la atmósfera existencial propia de la poesía, la que no reconoce circunscripciones territoriales ni culturales específicas –sino como seña o marca de origen- puesto que su significado mayor, como expresión del intelecto y del espíritu, es apuntar a lo bueno y bello contenido en la peripecia humana, donde sea que ésta se manifieste. Veamos cómo opera este punto de vista en el poema que sigue: Al toque de gong / Esta es una transmisión / desde / SANTIAGO ES CHILE. / Todos conectados –los hispanos- a sus / weltanschaaung de pordioseros./ Al toque de gong, sírvanse encadenar./ OK? / (amén) / Happy togheter y sin hacer perro muerto./ Inmersos todos en el potpurri eterno / de los dioses pornógrafos y las misses / universales. / Encadenados a sus sueños estándar, a sus / opiniones estándar, sobre horizontes / estándar, pugnan –los spanish- por un / trato preferencial en las colas de acceso / a la modernidad / OK? / (amén). (Riedemann, Santiago de Chile, 1995). El mismo proceso de globalización o encuentro en la diversidad, ha facilitado la discusión del tema de la identidad como una manera de hacer frente a la indiferenciación. Esta premisa pone en conflicto los conceptos de tradición y modernidad concebidos como contextos en oposición. El conservadurismo ha privilegiado la búsqueda de tal identidad en lo que denomina “las raíces”, esto es, el pasado histórico o el modo de ser con el que alguna vez se forjó la existencia. Esta visión patrimonialista, en mi opinión, importa una perversión existencial básica, puesto que “somos hoy lo que somos hoy” y parece ilusorio pretender rediseñar la experiencia presente a partir de la recuperación de formas expresivas ya vividas, como no sea en un plano simbólico, que puede incidir sobre el estilo o la apariencia externa del fenómeno expresivo, pero que no pueden modificar el sustento primordial de la existencia que descansa siempre en la realidad presente, en términos de los recursos materiales que la hacen posible. Aeropuerto internacional. Comunico a mis nuevas lealtades que me trasladé a vivir al aeropuerto. Vengo llegando o estoy por salir, pero no siento raíz alguna en las inmediaciones de mis Jarman. / Conozco mis raíces, las identifico, las defiendo i, aún, las exalto; pero sólo porque las exigencias del medio son muy altas i muy cursis. / No estoy parado en ellas, sin embargo. No brota mi cuerpo de ese lodo, sino que, mas bien, mis pilchas pasan en vuelo rasante sobre esas fibrillas, sin tocarlas. / No tengo conexión directa con la pachamama, que le dicen, idea que no tiene nada que ver con mis sueños, ni con los polvos que se echaron mis ancestros. / Quiero que me dejen tranquilo con mi transculturación, mi hibridaje. Eso me queda a la pinta. / Respeto a los indios, pero no quiero ser indio, sino lo que soy: chileno de medio pelo, imbunche de cuerpo entero.(Riedemann, Wekufe in NY, 1995) A su vez, la necesidad de reconocimiento de la propia identidad también se manifiesta en una micro dimensión, el género, principalmente como un intento de sobrepasar el estatus machista impuesto en la cultura occidental por la religión judeo-cristiano, que restringe el concepto de sexualidad a una condición genético/ anatómica de carácter inmanente y no como parte del proceso dinámico de las relaciones humanas en un determinado contexto cultural. Así, la personalidad transexual o transgenérica (que acepta lo masculino y lo femenino como componentes de la psicología humana) que era considerada normal antes del advenimiento de las religiones monoteístas, pasó a ser considerada como un error de la naturaleza o una perversión de la cultura. En un sentido opuesto, se reconoce hoy la lucha por la aceptación de la diferenciación genérica, llevada adelante por corrientes feministas de diferente cuño, en un esfuerzo por reconvertir el estatus machista y sus efectos directos más negativos en el ejercicio del poder y la conducción de la sociedad. Se agregan aquí aquellos colectivos de hombres que trabajan con el concepto de “nueva masculinidad”, tras el objetivo de facilitar la integración cultural de los distintos géneros y no como simple rediseño del estatus machista, cuyo rebrote se explica como reacción conservadora ante el re-posicionamiento del rol social de la mujer. A modo de ejemplo, veamos el poema No eres la única que usa gafas. No eres la única que usa gafas cuando estás triste. / Vi a otras mujeres en la puerta del mall / que bien podrían haber sido golpeadas recientemente. / No sé cómo hay tipos que tienen estómago / para golpear a sus mujeres de cuando en vez. / Ni sé cómo hay mujeres que pueden resistirlo / y salen de compras con las gafas puestas. / Tú y las demás deberían salir / con sus moretones al desnudo, / a ver qué pasa con la ciudadanía. / Quizás sólo obtengan una que otra sonrisa. / Quizás consigan un par de gafas gratis de Vendóme. / Creo que debieran matar a esos infelices / mientras duermen, después de haber visto / cuatro partidos de fútbol al hilo. / No eres la única y la producción de gafas / continúa en aumento. / Sólo cabe rezar por ti y las otras que van al mall / con sus aires de diva y viéndolo todo oscuro / un miércoles como éste. (Riedemann, Café Pushkin, inédito.)

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Fuente: Conferencia realizada en julio de 2006 en la Biblioteca Regional de Puerto Montt.

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